viernes, 27 de marzo de 2020

Hay un abismo más allá de mi guitarra y una parte de ti, sí, de ti, que siempre se escapa conmigo.
Podemos irnos.
Ya no me quedan palabras y la paciencia se esfuma... Al amor quiero darle un hachazo.
Niña de un día, furia insomne, cuánto imberbe que se cuenta una y otra y otra y otra vez... Te reinventas como si no hubiera un mañana, como si se borrara cada mañana, con el afán de creadora, soñadora, moldeadora del presente eterno que es y que será y que probablemente haya sido mientras otros tratábamos de asirlo.
No voy a tenerte remolque cuando te ofrezcas sacrificadamente a pasar un tiempo que no tienes a mi lado... Pero habrá momentos en los que voy a necesitarte y entonces todo vale.
Danzarás en tus zapatillas rojas hasta caer derrengada.
Ella me vio en el metro.
Paseó su condenada persona por delante de mi cara, hubo un momento en que coincidimos en la misma estancia, respirando el mismo aire ella y yo. Pensó "canta bien" y también pensó otras cosas. Y puede que nos miráramos, puede que le sonriera desde mi bendita ignorancia, la ignorancia que me ha tenido con vida hasta hoy.
¡Qué curiosa la vida! Tú vives, naciste y aquí estás en mi vida a mi pesar, niña, aquí estás, compartiendo mi aire cuando no soy consciente.
¿Qué más vas a atreverte a compartir conmigo? Vamos a tener una relación muy íntima de forma indirecta... ¿Cómo lo ves? ¿Estás dispuesta a compartir más que el aire?
Ah, pero yo ahora sí soy consciente.
Desperdicié tu amor y desperdicié cuando podía haber sido todo. Después desperdicié la exclusividad y la fidelidad, desperdicié el compromiso, las promesas... Desperdicié las reconciliaciones y después desperdicié la tregua de la ruptura, la vida amorosa de la "no pareja" con su concepción única.
Y tiraré por la borda los últimos días antes de que ella te dé el sí y mis labios sean los únicos que beses... Y puedes estar segura de que mandaré al mismísimo infierno el tiempo en el que yo sea una más de tu mujeres.
Se tambalea, ha vomitado. Varias veces vómito y se ha abierto la carne otras tantas. Exponerse por amor, por quién sabe qué, por justicia... Oh, la justicia, lo justo... A veces no es todo exacto, no son tan reales estás paredes. Es vuestra casa, ¿te lo puedes creer?, tenéis un hogar que es vuestro, qué burla al destino, ¿no? qué ridículo, qué risa.
Ha vomitado y una vez se desangró un poco, pintaste con su sangre, ¿Te acuerdas? ¿Cómo era aquello? "su herida golpead de vez en cuando, no dejarla jamás que cicatrice" Y ahora funciona, empieza a funcionar y parece que no hay un demasiado tarde.
Pero ha vomitado, está pálida y mientras calla tú hablas sabiendo las cosas de las que hablas y sí. sabes cosas o sabes demasiado, pero no lo sabes todo.
Qué estúpida soy, qué ciega a veces, las veces que no me empañan las lágrimas, qué curioso. Qué sorda y torpe, qué ausente... No es que olvide, es que ignoro.

Y tú, bacante que se aproxima gritando, devorando la carne, no sabe ser indiferente. Ábreme los ojos, desgarra mis párpados, que si me arañan de amor tus palabras, me miro las dulces heridas y sigo sin verlas.

Oscilo entre dos demonios.
Uno lleva más conmigo y lo tolero mejor, es más dulce en su agonía, su peso es más amable. El otro es el más difícil, no lo conozco y me desconcierta, me lleva a mí límite mucho más deprisa, me hace vacilar y caer más a menudo.
Creo que voy a dejar de dar de comer al monstruo, hay jardines que no vale la pena seguir regando. Espero de veras que no te equivoques, que sepas lo que haces. Yo no sé si lo que hoy empiezo a matar puede resucitarse.
¿Y qué somos? ¿Qué sentimos? ¿En quién piensas cuando llego a casa de trabajar y estás tirada en la cama y suenan Los Panchos? Y mis preguntas no tienen respuesta... ¿Alguien te ha dado calabazas? ¿Te vuelves a acordar de ella? ¿Hay otra que desconozco? Mi vida llena de enigmas, mi amor, la certeza de que hay cosas que no sé, la duda de a dónde llegan esos caminos que recorres sola entre rato y rato de estar conmigo. ¿Y cómo se ama así? ¿Cómo?
La princesa sin escala en su torreón pretendía dejar crecer su pelo, obstinadamente salvaje, rizándose, caracoleando... oh sí, así te gustaba, no estoy lo suficientemente enferma para olvidarlo, podría citarte: "...los paganos bucles de tu pelo..."
Pero no lo haré, no te recordaré tu devoción voluptuosa, no hablaré de tus miradas, avidas caricias... No esperaré que trepes por los cabellos que cuelgan de las almenas, aunque te cosquilleen la nariz y se te enreden en los dedos. Sí, tan largo que ya no sé cómo domarlo y está a punto de desatarse una tormenta y miras las nubes, te refugias, luego sales a ver qué pasa...
Es mi nueva escala, la que pende de mi cabeza y no está pensada para que yo me descuelgue. Lo mío es más caerme.
Era una enfermedad infecciosa, era un cáncer expandiéndose, era una ameba glotona, un vampiro psíquico, un perro famélico...
Era la peste, la guerra, el hambre, el demonio, la muerte.
Se me ha olvidado otra vez el propósito de olvidarte. He estado alimentando de nuevo mis sentimientos, le he dado de comer al monstruo, lo siento...
Hubo un momento. Camarón sonaba atronador, Tus besos, mis besos, toda la conciencia de tus labios contra los míos. Mi frase impulsiva "estás muy enamorada". Tu sonrisa ante mi gesto desconcertado, confirmando la torpeza de mis palabras. "¿Tú crees?" y después más besos, borrando mi respuesta, excusandome. Es verdad, no se puede hablar de amor, no estamos juntas y hay que olvidar la noche de San Juan, antes de las hogueras, después de hacer las maletas por enésima vez. Olvidar como me hiciste el amor, como afirmaste ser mi mujer.
Hoy, sintiendote lejos otra vez, soy consciente de nuevo. Vivo en un mundo incierto, sin poder contar con nadie ni con nada, sin derecho a nada. Sí, estamos mejor que nunca, pero eso es tan solo debido a que no soportabas estar atada a mi. Yo sin ese lazo me siento desamparada.
Mentiras. Todo se sustenta mediante mentiras. Y por experiencia sé que cuando la confianza se rompe ya nunca se recupera. Voy a tatuarme esta verdad en la piel. Todo es mentira.
Tuve una hermosa pesadilla.
Yo era un ángel caído, un ángel de alas rotas y tú te frotabas la cara en los pelitos y aún se adherían a ellas. Eras como un cachorro feliz, como solo pueden ser los cachorros. Habías perdido a tu ama y ahora te tropezabas conmigo, que no era igual, que siquiera me parecía, pero que tenía la piel suave y cálida y ese plumaje -oh, si- ese plumón desmadejado que podrían haber sido alas, dónde era tan agradable revolcarse. Te ame y me amaste, el mundo, de pronto, éramos solo tú y yo y nuestro amor.
"No recuerdo haber volado nunca" quise decirte entonces, pero tuve miedo de siquiera insinuarlo, parecías tan feliz, tan despreocupada, tan conforme con tan solo disfrutar de esa calidez... Me callé y te condené a la eterna espera de verme volar, hasta que esa espera se fue comiendo poco a poco nuestras vidas.
Entonces desperté, dormías a mi lado, tan solo una persona a la que apreciaba, sin amor, sin compromiso, sin arraigo, sin futuro, sin decepción, sin tristeza. Sonreí, soló una pesadilla.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Que digas que ahora, haciendo balance, te das cuenta de que en el fondo eres feliz... Ahora que yo vivo en una perpetua pesadilla de la que no me logro despertar, que me paso el día mezclada en absurdos pactos conmigo misma, conteniendo está angustia perpetuamente, en constante choque contra la realidad, las últimas veces en que hicimos algo como pareja, oscilando entre tratar de adaptarme y resistirme a resignarme...¿De verdad esto es la solución a todo? ¿Dejarte libre? ¿Renunciar a tu amor para que lo encuentres en otra persona?
Necesito aire todo el día, me ahogo, el oxígeno se ha vuelto irrespirable y este peso en el pecho es una piedra que no me deja vivir.
Tú has encontrado la paz y yo ya sé lo que es el infierno
Ayer se acabaron los besos.
Te diste cuenta amor de mi vida? Tus labios, sediento deseo, ya no se unen a los míos siquiera en el roce fugaz de las últimas veces.
Así se despide uno de los besos? Primero se pierde la caricia interna, la humedad apremiante, el roce, el aliento contenido... después la pulsación vehemente de tus labios sobre los míos, tiernos, apretándose como flores, con un apremio desesperado. Luego los suaves aleteos, demorándose a veces más de un segundo, cruzando la mirada, a veces repitiendo.
Y tras un tiempo hasta eso desaparece, llega el tiempo de los besos de las mejilla, en la comisura de los labios, en la frente.
Y sé que voy a perderlos también, en esta despedida agónica.
Se fueron los besos, mi vida, se quedan los escalofríos de amor y deseo cuando te acercas, las mariposas en el estómago cuando sonríes.
Nunca hasta ahora pensé que el amor pudiera ser eterno que acabara quedándome sola con él.
Si fuera tan fácil invocarte...
A quien llamo?
Quien vendría?
A quién quiero yo traer?
Últimamente los sueños son cada vez más difusos y, sabes?
Me da una pena tener que dejar de amarte...

Qué triste tener que olvidarme de este sentimiento.
Qué triste no poder cultivarlo y dejar que crezca.
Por una vez algo había arraigado en mi tierra yerma.
Qué demonios, en el fondo sabes que me gusta este dolor, esta melancolía. Llevo toda la relación preparándome metódicamente para la ruptura, aún lo hago sin ser ya tu pareja. Nunca en la vida he disfrutado tan poco algo, cada minuto importante cobraba tan solo su importancia cuando lo podía recordar. Ha sido una relación de hacer cuentas, de restar, de no planificar demasiado, de añadir "peros" a todo. Cada semana, cada mes, era un tiempo prestado, con caducidad... el miedo, la desesperanza, la rendición absoluta, los brazos caídos... y sin embargo, qué pleno era saberte mi mujer, saberme tu mujer... ya sé, no entiendes nada, pero qué hermoso era lo que para ti es frivolidad. Me quedo dolorosamente con cada una de las veces que te veía posesiva, retrógrada, anticuada, obscena, acosadora, vulgar.... Ojalá tuviera una dosis de todo eso una sola vez más, aquí mismo. Ahora. Para poder disfrutarlo cuando lo recuerde. Y me diga "Aquel dolor era mejor que este".
Ensucias mi amor y mi pasado, la niña que fui -que soy-, me avergüenzas con tus falacias, no me conoces y ya nunca vas a conocerme. Yo cada vez me replego más, me genero nueva piel por todas partes, mi nueva armadura es de piel , para que un día una mujer que tú has elegido no ser, pueda ablandarla con sus besos. Y ella curará mis heridas, se reirá de lo que me asusta, me tomará de la mano y me ayudará a dejar de creerte.

A MI PADRE

Te descubro -redescubro- en mis manos, en un gesto volátil, genética contundente.
La naturaleza me dió fracciones certeras, tu pelo, el de la abuela -poco pero siempre el mismo- hoy son guedejas arbóreas, te reirías, o dirías "sale a su madre".
Te equivocas.
Yo salgo a lo contrario, a lo erróneo y equivocado. salgo a metralla y a luna pálida, a sed de orfandad y a silencio... pero no hablábamos de mi.
Tú, desconocido, casi una década después me doy cuenta de tu rapto, 
Y no importa, créeme, 
Te debo tantas lágrimas...
Podría vivir e incluso convivir sin la aparición de ciertos temas, sin el dedo acusador, sin la eterna comparación vejatoria. Qué mas tengo que vivir? Cuánto más debo aguantar que me reabran las heridas? Si el pasado no se cambia, joder, no se cambia. Conoces mis pecados, yo no voy a defenderlos ni voy a hablar como una persona nueva, no quiero tocar esos temas, no cuando me posicionas ex profeso en el lado contrario, en el que no puede defenderse, en el condenado, el reo que va a morir.
Casi veo tu sonrisa, has logrado llevarme a esa posición para divertirte un rato, como un gato con un ratón antes de devorarlo. No voy a poder defenderme -pecado- ni pasar a tu lado -no es creíble- y sólo me resta morir. Pero no me matas, si muero se acaba el juego.
"Estoy conociendo gente que..."
"Pero tú me caes muy bien"
Y el ratón servicial -egoísta, psicópata, poco empático- ayuda al gato en todo, se desvive para nada. Estúpido. Enamorado.
Nos acostamos, estamos cerca y lejos. Ella chatea buscando gente distinta a mi. Yo leo y finjo calma, un cruce de piernas sosegado, el sexo aún palpitante, mi interior ahogado y sensibilizado, ligeramente entumecido por su roce.
Mi sexo está llorando, reclamando "Por qué nos haces esto?" No sé qué responder, ella me distrae hablando de las mujeres que conoce, que no son yo y no puedo atender los reclamos de mi cuerpo, no es culpa mía. "Un día cualquiera nos sustituirá" le respondo a fin de consolarlo y él se contrae, se replega contra si mismo. Siento que generaría una nueva virginidad si supiera como, si supiéramos como.
"Ella nunca nos amó" Me espeta con rabia, se siente mancillado y entiendo su reacción, pero es débil y volverá a caer conmigo.
"Lo sé" Murmuro.
Verlo venir, así, serenamente,
Respirar, esperar,
Repetir de nuevo los mantras.

Y como tú supiste cuando algo era diferente, lo sé yo,
Como tú le diste un giro entonces a todo,
Debería darlo yo.

Pero yo no soy tú,
Y sé y no sé,
Y deseo y no deseo...

Me debato.

Tantas ganas de huir...
Tantas de atarme a ti...
Y de cada palabra que pronuncias me llega el eco
Palabras a manojos, a todas por igual, sin diferencias.
Cuántas princesas.
Y cuántas mujeres mujeres tu mujer
Y ninguna
O todas
O todas menos yo.
Ya vale, duerme de una vez, princesa
Tenemos un torreón del que caernos
O llamar a la montura de la valkiria
Y salir volando
a veces se hiere sin darse cuenta, con un gesto, con una palabra, con una sonrisa. Se hiere tratando de no molestar o respetando o tendiendo una mano a alguien. A veces amando se hiere.
Ya me dijeron una vez eso de lanzar margaritas a los cerdos. También hay maneras sutiles de decir que contigo piden peras al olmo. Perfecto, seré inapropiada e infértil, terreno yermo si tú quieres.
Hoy sí que me siento especial.
No puedo escribirte una canción, niña cambiante. A quien se la cantaría? Al amor de fin de semana, a las palabras vacuas de las mañanas, las desesperadas de las noches...?
"Me quieres?" espeta entre dientes. El salivazo envenenado me paraliza.
Errores que no sabes que lo son hasta que ya han pasado, aciertos casuales cuando ya es tarde, precisamente porque ya es tarde. No sé lo que necesito y tengo miedo de lo que quiero, de lo que oigo... El viento está soplando tan fuerte que se nos llevará volando el café y la fuerza y el alma.
Pasos que una aprende a dar, de la mano o a solas.

Y a pesar de los besos, fue frío y triste y nos distanció aún más.
Y aquella última noche te despertaste y hablaste entre sueños. Decías que ésta no era nuestra casa. Tenías razón.
Creo que echo de menos algo que nunca he tenido y me esta secando por dentro.
A veces tú también te reduces a la piel que viste el cuerpo, a la vibración de la voz, a una mirada que me atraviesa.
Velo invisible. Por mas que agite las manos no se rompe, se me enreda en los dedos como algas. Hace el aire denso, tangible, sofocante. Lo podremos respirar con esfuerzo y pesará en los pulmones a pesar de la costumbre.
Felicidad fugaz, instante precioso, no me obligues a malgastarte pensando cuándo terminarás. No sirve de nada prepararse, aferrarse... siempre seras demasiado corto. Al final me hace llorar tocar la brevedad de tu cielo.
No sé lo que tuve ayer, no creo que aquello fuera un orgasmo
Creo que ayer me rompí en tres pedazos.
El tiempo se arrastra en esta casa vacía.
Creo que te dejé anoche y que lamí tu lengua esta madrugada.
Me preparas una cita con Pizarnik y estás arrebolada, a pesar del aire enfermizo que llevas como un vestido -la mortaja-, a pesar del pesar. Reconozco el brillo en tus ojos, te vas a tomar esto con sumo cuidado, con precision de cirujano. Sabes que es darme a lamer pedazos de tu alma y quieres hacerlo bien... logrando que mi corazón se eleve en un canto a las causas perdidas.
Suelta tu pelo, ten callos en las manos, madura, escribe... Te sonreiré un segundo antes de dejarte.
Y lo hiciste, porque sabes que a veces me alimento de tus palabras, sabes que releo la vida antes de mi y lloro y no sabes por qué pero te consta que es así. Me dejas el enlace a ese mundo, a otro ademas que lo completa, que me incluye y ahora me pierdo entre tus poemas. Me roen como en carne viva, los que me incriminan por ser yo una inspiración tan dañina, los que me idolatran porque me recuerdan que una vez fui princesa. Y me obligo de nuevo a volver a un mundo más prosaico, me recuerdo con la guitarra, escuchando las monedas caer, se levanta el telón y el show continua. Pero apareces en forma de costumbre porque se cruza un chaval leyendo y necesito ver la portada del libro... algo de Saramago... Te tengo otra vez aquí, tu poesía se funde con la prosa de mi vida y sonrió porque siempre he sabido llorar por dentro.
El bebé nació muerto
Aún así ninguna de las dos se dio por enterada. Estaba sonrosado y tenia los parpados apaciblemente cerrados, parecía dormido. Lo acunábamos y besábamos, nos sonreíamos, "es nuestro bebe".
A veces solo lo mirábamos, lo dejábamos inerte en el suelo, sin pulso "esta muerto, deberíamos enterrarlo" pero ninguna lo hacía y no parecía muerto, era precioso, su piel se enfriaba pero lo arropábamos entre nuestros brazos, dándole calor. Entonces nos reíamos, nos regodeábamos de lo hermoso que era, ningún bebe era tan bonito como el nuestro, seria la envidia de quien lo viera, digno de admirar, y lo besábamos de nuevo.
A veces llorábamos.Lo abrazábamos con desesperación, "no respira", gritábamos, "se recuperara, verdad?", nuestra angustia era terrible. Luego nos calmábamos, ·veremos como reacciona en un tiempo" y lo volvíamos a tomar con cariño.
Otras veces era una de nosotras la que rechazaba el cadáver de los brazos de la otra, "no ves que está muerto?" y nacía entre nosotras el recelo y la confusión y nos echábamos la culpa mutuamente por haber parido un muerto, por no enterrarlo, por amarlo.

Un día dejaste de jugar con nuestro hijo.
Yo lo sostenía, pálido y frío como un pez, mi pececito. Lo besaba y te lo mostraba, introduciéndote en el juego de siempre, pero tu volvías el rostro con asco, "nunca estuvo vivo, es solo una ilusión". Yo te recriminé a gritos, como había hecho alguna vez cuando pretendías quitarme a mi nño, "entonces porque no lo entierras??"
Tú me ignorabas, no ibas a volver a abrazar a nuestro bebe muerto ni tenias aun el coraje de enterrarlo.

Entonces me di cuenta. Ibas a esperar a que se pudriera en mis brazos, a que solo fuera un amasijo de carne y huesos, a que no pudiera seguir arrullándolo y cantándole nanas...cuando ya no quedara nada que abrazar, nada que amar.

Entonces y solo entonces saldríamos al mundo a engendrar otros bebes.
Te amo.
Aunque a veces te duermas y hagas un reset -no solo pasa cuando te golpeas la cabeza-, me despierte al lado de una extraña, te despiertes tú al lado de una extraña.Y sea tu momento de agravar la voz, ahuecar el pecho, de jugar, hombre de pacotilla -ahora entiendo tus palabras-, momento de huir del romanticismo, del compromiso -porque cómo comprometerse con una extraña?-, de olvidar lo cercano que ocurrió ayer o hace una horas o antes de posponer la alarma 10 minutos. Momento de las despedidas con un beso en la mejilla, porque es muy violento besar a una extraña.
Una extraña que te ama, por todo eso y pese a todo eso, porque te recuerda aún.
Me zumba la cadera, en el móvil, eres tú, invasiva.
Te tengo delante y aquí.
Y fuera y dentro.
a veces lo entiendo
tu poesía
hiel para lamer, gratuita
sangre congelada y oxígeno sólido
agua en los pulmones
y lo que sientes siento y siento que lo sientas
pero a veces no lo entiendo
Me eclipso
Como la luna esta mañana
Escondida entre la niebla
Dejarte desnuda en la cama
Y mientras la inundas de lagrimas
Yo contengo las mías
Y te dedico una canción triste que no escuchas
Y luego te entregaré mis sonrisas
Amarte, que me ames, aunque no sea perfecta, a pesar de lo que me digas a diario. Tener contigo esos momentos de escandalizar al vecindario -murmuran los vecinos, los amigos y el alcalde-, de la forma mas inocente, pareciendo incorrectas solo por estar juntas, porque nadie lo entiende, porque es incomprensible.
Que tú te pongas mi camiseta y yo tu camisa, que no sepamos exactamente de quien es esa corbata... esa mezcla de frases, de bromas, de ideas, de "me ha leído la mente". Que me conozcas ya demasiado y eso provoque tanto placer.
Las manos enlazadas la "cucharita", no saber dormir separadas, dormir lo mismo, comer lo mismo, ver peliculas ñoñas mientras nos abrazamos... son ese tipo de "pequeñas cosas" que definen la felicidad.

Hay un abismo más allá de mi guitarra y una parte de ti, sí, de ti, que siempre se escapa conmigo. Podemos irnos.